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coo Zaragoza, y es lo siguiente: Al llegar el siervo de Dios á un lugar llamado Muel, que es del Marque- sado: de Camarasa, toda la gente del pueblo, que estaba fuera de él en su labranza, á deshora, me- vidos por divina inspiracion, se juntaron en el lu- sar dentro de muy poco espacio de tiempo, sin saber á qué venian; y habiendo luego tenido noti- cia. que entraba en el lugar el siervo de Dios, con singularísima devocion salió á recibirle todo el pueblo, pidiéndole su santa bendicion, y entendie- ron todos haber sido movidos por divina inspira- cion y no acaso, como todos los de aquel pueblo lo aseguraban. De allí á tres ó cuatro leguas, en una villa llamada Cariñena, obró nuestro Señor por su siervo el siguiente milagro. Salieron muchas personas á recibiral Santo Padre, llevados de la opinion y fama de su santidad y á recibir su ben- dicion paternal, porque Dios obraba grandes ma- ravillas, en particular en enfermos y achacosos. Entre otros una mujer, vecina de la misma y. llamada María Fernandez, tenia un niño muy en- fermo; y trayéndole á la presencia del bendito Pa- dre y echándole la bendicion, le volvio á su madre del todo sano y bueno, atribuyéndolo á los meritos del siervo de Dios; y no se duda, que Dios nuestro Señor obró en este camino por medio de su siervo otros muchos; pues en tan poca distancia de tier- ra los iba multiplicando tanto. Encargaba estre- chamente el siervo de Dios á sus compañeros, que no dijesen en los pueblos desu tránsito, quién era, para evitar aplausos y vanidades; pero de poco sir- ve la diligencia humana contra la providencia di-