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> HA > los Capuchinos. Llegó de visita el siervo de Dios y entró de noche para no ser conocido: súpose en la ciudad y por ser tarde determinaron los ciudada- nos irle á visitará otro dia. Avisáronlo al santo General; y constante en huir los aplausos y es- timaciones, respondió que lo excusasen, porque se iba muy temprano. Hízolo así el General: salió de mañana; pero los ciudadanos y senadores, que velaban sobreaviso, luego que lo supieron, salieron todosá medio vestir y algunos descalzos; y cor- riendo presurosos por aquellos campos, le vinieron - á.encontrar, y puestos á sus piés, no se levantaron hasta que les dió su bendicion, con que volvieron á sus casas consolados. En Flandes, al salir de Bruselas para Amberes, iban muchos hombres de- lante del siervo de Dios derramando yerbas y flo- res por el camino. En Francia, al entrar en los pueblos, le recibian al toque de campanas, y en algunas ciudades salia el clero procesionalmente con velas encendidas cantando el 7e-Deum lan- damus.. n 8. Tres veces estuvo el siervo de Dios en nues- ita. España: la primera siendo General para visilar los conventos de la Orden, y las otras dos con el carácter de Embajador al señor Felipe III. En todas las ocasiones mereció de los españoles el mayor aprecio y estimacion, venerándole como á santo, no solo la plebe, sino la nobleza, señores, grandes, embajadores, ministros y el mismo rey Felipe III. con la Reyna, cuyos testimonios nos mostrarán esta verdad á su tiempo. Ni es de omitir lo que se halla en los manuscritos de nuestro convento de
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