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a NR o dicion; por cuyo medio obraba el Señor muchos mi- lagros y prodigios; de suerte, que por orden del Car- denal Arzobispo,y del Gobernador, comunicada al Guardian de los Capuchinos, se subia muchas ve- ces al púlpito, para satisfacer la devocion de los que le buscaban y pedian les bendijese, solicitando tam- bien besarle la mano y aun cortarle pedazos de há- bito para reliquia. No podia salir del conventoá la ciudad, pues era tal el concurso de gentes que sa- / lian á verle, que no le permitian andar por las ca- Mes, llegando á tanto la confusion, que se atrope- llaban unos á otros, poniendo tambien en peligro su venerable persona. Por esto cuando el Excmo. Sr. Gobernador D. Pedro de Toledo, ó el Cardenal Arzobispo le necesitaban, iba á sus Palacios de no- che, para no ser visto y cuando era preciso ir de dia, leiban acompañando soldados para su custo- día y aun no bastaban muchas veces para impe*- dir el tropel de gentes, que le iban siguiendo y gri- _ tandoá voces: El Santo, el Santo. Era grande ico - modo para los Religiosos el concurso de gentesque iban al Convento perturbando el retiro, el silen- cio,la oracion y demás ejercicios espirituiles y así para restablecer la quietud religiosa y huir el aplauso, determinó el siervo de Dios, cor apro- bacion de sus Superiores, salir secretamente y de nochey relirarse á un convento fuera de Milan. Así se hizo; pero sabiéndolo los ciudadan«s, acu- dieron al Gobernador y su excelencia le mardó vol- viese á Milan, donde fué recibido aun cor mayor aplauso. ¡Pero qué inexcrutable es el Seño: en sus juicios! retírase nuestro humilde Loren;o de las

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