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— 11M— «tud, porque subieron á aquel monte á que subió «el Angel primero y de donde bajó convertido en «demonio». Hasta aquí San Agustin. Este escar- miento le servia de freno al siervo de Dios para no fiar de sí y huir todo género de aplauso. 4. Cuando siendo General visitaba la religion (extendida casi por todo el Orbe), aun antes que llegase á las provincias, habia llegado ya el grito de su fama en repetidos ecos de sus heróicas vir- tudes. Por eso las personas mas ilustres de los pue- blos pordonde pasaba, solicitaban á porfia llevarle ásus casas, para hospedarle con aquella comodi- dad que les dictaba su fervoroso afecto; pero el siervo de Dios, como enemigo capital de los halagos del mundo, de sus delicias y vanidades, huia de todo aplauso cuanto era posible, torciendo el camino, buscando las chozas y casas humildes de los po- bres, como mas acomodadas á su génio é inclina- cion natural. y donde hallaba menos comodi- dad, y mas desabrigo. Llevado de este mismo espíritu, ocultaba ó variaba el dia en que habia de despedirse de los conventos, para evitar que á la salida de ellos le buscase el concurso ya experi- mentado en otras ocasiones. Lo mismo prevenia cuando habia de entrar en algun convento, man- dando antes á los religiosos, que no lo avisasen á nadie, ni permitiesen que persona alguna estuvie- se en parte donde le pudiese obligar á que la echa- se su bendicion. Andaba por caminos extraviados mudando de rumbo, para no ser conocido; sin que hubiese en fin especie de honor y gloria, que no fuese horrorosa á la humildad y modestia del san-
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