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de Sigmaringa 87 martirio, apareciédse a otio religioso, en el mismo habito que llevaba «1: el momento de morir. Poco después de su martirio, volvieron los grisones a tomar las arme#s y saquearon algu- nos pueblos sometidos al Austria. Los habitan- tes de Feldkirch temblaban ante la idea de una invasién de su ciudad. Estando Fr. Meinrad orando delante de un crucifijo por la suerte de la ciudad y del convento, aparecidsele el San- to radiante de luz: «No temais la revolucién de Recia, le dijo; Dios os guardaré a todos, a vosotros y a la ciudad de Feldkirch. Los re- voltosos seran castigados a su tiempo.» Dicho esto, desaparecié. La profecia se cumplié al pié de la letra. A una enferma, llamada Maria Salomén, atormentada horriblemente por el espiritu ma- ligno, se le aparecié San Fidel, dirigiéndole palabras de consuelo y animandola a sufrir por Dios. Esta sefiora, que hasta entonces habia vivido desesperada y habia |legado hasta es- cupir al crucifijo, después de esta aparicién no se hartaba de dar gracias a Dios por los sufrimientos, y cinco dias mds tarde entrega- ba su alma a Dios, repitiendo el nombre del P. Fidel. gg Sag ag
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