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de Sigmaringa Habian escrito sus verdugos: «Hoy predi- cards, mas sera la tiltima vez.» El Todopode- roso se rie de sus negros deseos. Desde la tumba seguird San Fidel sus conquistas, y su voz resonara desde el Cielo. CAPITULO Xxill Manifestaciones de ultratumba Meenrras que el P. Fidel caia en Sel- janasa los golpes de sus asesinos, su hermano, el P. Apolinar, predicaba en aquella misma hora en Constanza, en la iglesia de los Jesuitas con motivo de la canonizacién de San Ignacio de Loyola y de San Francisco Javier. De repente sintié un dolor agudo y una fuerte opresién en la cabeza; le falté la voz, iba de- bilitandose la respiracién, y cay6 en un sinco- pe. Vuelto en si, continud su discurso con la misma energia que antes. Preguntado después por los religiosos qué le habia pasado, «pare, gg gy gy 5 © cree erga ie e nee tt,

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