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de Sigmaringa 79 plimiento, que no una manifiesta y sangrienta revoluci6n. Veamos mas claramente donde estaban los lobos, y dénde los corderos. CAPITULO Xxil Muerte sangrienta ECHA la _ proclamacién de la Orden dis- ciplinaria en Lucem, tom} el P. Fidel el camino de Griinch. Ante el temor de alguna asechanza, quiso el gobernador darle una es- colta de soldados, mds el misionero no la ad- mitiéd. Con todo, sin él saberlo, cuatro mos- queteros fueron encargados de seguirle a cierta distancia para acudir oportunamente en su auxilio, si los herejes intentaban acome- terle. El 23 de Abril, sdbado, legése al P. Fidel en Griisch tna comisién de protestantes de

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