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Sg ge gg gy ng nego: de Sigmaringa 69 playé su corazén delante de Dios en mil fér- mulas de amor: después, prosternado ante. el tabernaculo, con el rostro inflamado, encomen- dé al Redentor su misién, y se ofrecié en sa- crificio de expiacién por los pecados de los pueblos, cuya conversién iba aintentar una vez mas. Arrodillado ante el altar de la Santi- sima Virgen, sus ojos no podian arrancarse de la imagen de su madre tan tiernamente amada; hirié el pecho con profundos suspiros, besé el suelo de la capilla, saludé a Maria y se alejo. Su querido compafiero Fr. Sinesio no le dejaba ya un momento, semimuerto de pena ante la idea de perder un Padre tan bueno y tan santo. <jQue Dios te guarde, hijo mio! di- jole el P. Fidel: esta es la ultima vez que me ves en este estado.» Y asu hijo espiritual Fr. Meinrad: «jAdios! Ya no volveré mas de la Recia. Va a estallar pronto la insurreccién en estas comarcas y yo seré asesinado.» Estre- chabanle entre sus brazos los religiosos, mu- dos de dolor y deshechos en Ilanto. Este es- pectdculo partia el coraz6n. El Padre, arran- candose de los brazos de sus hermanos, a quienes amaba con un amor paternal, salié de! convento en direcci6én a la puerta de Coira.