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de Sigmaringa CAPITULO XIX Adiés a Feldkirch E- domingo de Ramos el P. Fidel dejé el gobierno de la misién en manos del Pa- dre Alejo y se retiré a su convento de Feld- kirch para entregarse a la meditacién desu Salvador crucificado: aquella fué para él la soledad de Getsemani. En estos dias supo que la rabia de los predicantes iba en aumento. Convencido de que nada podia amansar a aque- llos tigres, sedientos de sangre humana, estu- diaba un mediode preservar a las almas del torrente de la heregia y de convertir a los he- rejes fanatizados por sus pastores. Con este fin preparé un bill u orden disciplinaria que sometiéd ala aprobacién de las autoridades eclesidstica y civil. El obispo de Coira la apro- bé con grandes encomios; el gobernador aus- triaco, Luis de Baldirona se-encargé de pu- Ocarege
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