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58 Vida i de San Fidel del dia, por todo descanso leaguardaba con frecuencia una miserable choza de pastor o un pobre establo abandonado, abierto a los cua- tro vientos. Su comida se reducia no pocas ve- ces a un pedazo de pan seco y duro: su suefio era muy breve; pasaba las noches preparando sus instrucciones y orando por los herejes. Tropezé el P. Fidel con un obstdculo el mas desesperante para los misioneros; las unio- nes criminales. «Muchos, decia, han repudia- do a sus mujeres legitimas para vivir con mu- jeres herejes, y en modo alguno quieren sepa- rarse de ellas.» Sus mismos jefes, Martin Lu- tero, Teodoro de Beza y Calvino estaban en- cadenados por lazos criminales. A pesar de este obstdculo, tenia el consuelo de ser ins- trumento y causa de muchas conversiones. Vivia en Zizers el conde Rodolfo de Salis, sefior tan distinguido por su erudicién como por su apoyo decidido al partido reformado de la Alta-Recia. Este sefior que habia tenido ocasién de ofr los discursos del P. Fidel y de admirar la pureza de su vida decia: «Hay que atraerlo a la Reforma; su ciencia y su elo- cuencia nos serdn de gran utilidad.» Con esta esperanza le invit6 a una discusién. Aqui es-

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