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de Sigmaringa 55 vincial, formulando su peticién. En el mismo sentido habia escrito varias veces el Nuncio apostdélico. Designado fue para esta misién el P. Fidel con otros dos compafieros, que fue- ronel P. Alejo de Kurweiler y el P. Juan de Kriiwangen. El P. Fidel fué destinado a ta re- gién mas dificil; a la tierra que iba a beber su sangre, el Pratigau. El apdstol la acepté con entusiasmo. CAPITULO XV En el Pratigau ACIA poco que el Pritigau habia renun- ciado a la fé catdlica. (1608). La primera : f poblacién que encontré el P. Fidel fué Seewis. Habia luchado largo tiempo contra los emba- tes de la herejia, pero su porfiada y laudable resistencia vino a trasformarse en una incom- prensible rabia herética. El héroe tomé pose- sién del terreno, celebrando en el silencio de la —< “ oF
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