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de Sigmaringa CAPITULO XII Taumaturgo y Profeta Bareara Furtembach, jéven de una fa- milia patricia estaba terriblemente ator- mentada por el pensamiento de su eterna con- denacién; no habia consuelo para ella, y ro hacia otra cosa que llorar dia y noche. El san- to, que lo supo, fué a ver a su madre y la con- solé diciendo que trafa un remedio para curar a su hija. Confesdése ésta con el Padre, y reci- bida la absolucién, quedé enteramente curada. Visité el P. Fidel a Verénica Quadrienn, gravemente enferma y deshauciada de los mé- dicos; la oyé en confesién y tocé con la extre- midad de su cordén; besdlo la moribunda y se durmié profundamente. Al despertar, declaré que al contacto del cordén del P. Fidel, le habia curado una virtud milagrosa. «He sido favorecido con distintas revela-

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