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58 Vida de San Fidel dicién, y el pueblo excitado sobremanera, cla- maba por una guerra inminente. El archiduque Leopoldo de Austria, queriendo conjurar el peligro, reforzé las guarniciones del Voral- berg, y principalmente la de Eeldkirch, su ca- pital, donde acanton6 buen ntimero de batallo- nes supernumerarios. El P. Fidel fué nombra- do capellan de los mismos. Nadie mas indica- do que él para este ministerio: el conocimien- to de las lenguas extrangeras. su poder sobre los corazones y su probada virtud parecian designarle para este oficio. Para apreciar mejor la influencia que ejer- cié en el ejército, bueno sera recordar que es- tos soldados reclutados aca y aculld, fueron modelos de dulzura, de sumisién y de mo- ralidad. Pronto se gané la confianza de todos. Comprendié que el soldado necesita de un amigo que se interese por él con verdadera abnegacion, y esto cabalmente es lo que prac- ticé con todos. Cuando habia que reprender alguna falta, no se detenia ante los galones. Si era oficial o jefe el que faltaba a su deber, llevaba su reprensién como el tiltimo de los soldados. Tenia un don especial para asistir a los moribundos. Los soldados enfermos mira-