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de Sigmaringa 55 cuaresma no tomaba nada por la tarde. En las vigilias de las fiestas de Maria Santisima, de los apéstoles y del Padre S. Francisco ayunaba a pan y agua. Eran estas mortificaciones tanto mas meritorias, cuanto el rigor de la tempera- tura de Suiza y Austria reclama para el cuer- po una alimentaci6én mds abundante que en los paises cdlidos. En los viernes, sdbados y vigilias de la Virgen y de los Santos de nuestra orden usa- ba un cinturén de hierro, erizado de puntas, y éranle familiares las disciplinas sangrientas; privdbase del suefio necesario, pasando gran parte de la noche en Ia oracién y en otras ta- reas de su cargo. Austero para si mismo, era todo bondad y dulzura para los demas, sobre todo para los enfermos, a quienes visitaba con frecuencia y les servia en sus necesidades. Para hacer brillar en su vida esta conste- lacién de virtudes, Fidel oraba sin cesar, si guiendo en esto el precepto de Jesucristo. No contento con las muchas oraciones que acos- tumbraba hacer la comunidad, dice Benedic- to XIV, afiadia él otras muchas particulares, principalmente el oficio de la Virgen y el del P. S. Francisco.
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