BCCPAM000526-5-18000000000000

de Sigmaringa Llegzé el 4 de Octubre de 1613, y el P. Fi- del pronuncié sus votos a la edad de 35 aijios. Quedaban colmados sus deseos. Habia escrito antes: «Oh amado de mi alma! ¢Cudndo remo- verds los obstaculos que me impiden unirme a ti? Esctichame, tu que eres las delicias de mi alma, no en virtud de mis méritos, sino por tu misericordia infinita. jOh belleza infinita, cudn tarde te he conocido! cudn tarde te he amado, beldad siempre antigua y siempre nueva! jOh, cudn feliz soy ahora. Vivia sin amarte; yo no te habia conocido. Estabas en mi, y yo te buscaba fuera de mi. Al fin, ya te he hallado.» Hecha su profesién, el antiguo jurisconsul- to tuvo que frecuentar todavia las aulas, para terminar el estudio de la teologia. Sus progre- sos fueron raépidos y prodigiosos. No tardé en penetrar los secretos mas intimos de la teolo- gia, ciencia la mas excelente, y reina de todas las demas. Estos progresos se debieron a las raras cualidades de su profesor. El P. Juan Bautista. Era este maestro hijo de un canciller del rey de Polonia. Joven todavia, visit6, acom- pafiando a su principe, la Alemania y la Italia. En Milan conocié al arzobispo S. Carlos Bo-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz