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de Sigmaringa 25 Durante largas semanas su corazén vidse invadido por sombria tristeza. Rogaba con fer- vor, mas el cielo torndbase de bronce. Sera esta mi vocacién? repetia, afligiendo su cuer- po con sangrientas maceraciones. Dios puso término a esta prueba, diciéndole por medio del Maestro de Novicios: «Animo, hijo mio: el infierno es quien ha levantado esta tempestad. Rogad con confianza a Maria estrella de la majiana, y os vereis libre de ella.» Décil a esta voz, el novicio recobré la paz. «Oh felicidad a ninguna otra comparable, exclamaba, ser to- do de Dios, vivir con el tinico pensamiento de agradarle.

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