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de Sigmaringa 17 litigantes antes de acudir a los tribunales. En su lenguaje brillaban la prudencia, la dignidad y erudicién, sobre todo una claridad meridiana aun en los asuntos mas intrincados. Su amor a la justicia, su desinterés absolu- to valiéronte el titulo de abogado de los po- bres y defensor de los oprimidos, que todos le daban undnimemente. Era, como Job, ojo para el ciego, pié para el cojo y padre de los po- bres. Como el Santo afirmé mas tarde, presidian los debates judiciales la corrupcién, la malicia y la injusticia, y esto excit6 su justa indigna- cién. El abogado Roy no podia atemperarse a la voluntad de sus colegas, que insistian te- nazmente con él para que siguiera su innoble proceder, lleno de fraudes, engafios y menti- ras. ¢Cémo luchar contra todos? preguntdbase a si mismo. ¢Cémo salvar mi alma? La gracia, obrando de concierto con estos temores, inspirdle un género de vida mas con- forme a su coraz6n. ¢Qué le aprovecha al hom- bre ganar todo el mundo, si pierde su alma? Este pensamiento le decidié a abrazar la vida religiosa. Tres Ordenes Ilamaban poderosamente su sor grag ®