BCCPAM000526-2-20000000000000

CONFERENCIA VIGÉSIMA TERCERA 95 AAA lr los actos de su vida en Jesucristo y en los ejem- plos de los santos, católico, en fin, que tenga á la fe por norma constante de su conducta. Su testa- mento, por consiguiente, siendo como es un acto trascendental y como el postrero de su vida en las cosas materiales, debe llevar más que ningún otro el sello de sus creencias religiosas, debe ser como una protestación solemne de catolicismo, una afirmación vigorosa de la fe que siempre ha profesado. Esta ocasión es muy oportuna para dejar á los herederos un testimonio perenne de los sentimientos de piedad que abriga el corazón, y hasta para darles consejos saludables, que les serán de más utilidad que las mismas riquezas que se les dejan. De esto nos dejó un ejemplo bien señalado el glorioso Patrón de la O. T. San Luis, rey de Francia, en el testamento espiritual que escribió por su misma mano para su hijo Felipe, que le había de suceder en el trono, imitando en esto á nuestro Padre San Francisco, quien no teniendo bienes temporales que legar á sus hijos, á causa de la altísima pobreza que profesaba, les dejó su testamento espiritual. Oid este precioso documento, en el que se re- fleja la belleza moral de este incomparable tercia- rio, á la vez que nos ofrece en él un modelo de lo que debe ser el testamento de un perfecto hijo del Seráfico Patriarca: «Mi muy amado hijo: El primer consejo que te doy es que ames á Dios con todo tu corazón y con todas tus fuerzas... Has de estar

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz