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CONFERENCIA VIGÉSIMA PRIMERA 61 en verdad, medianamente piadoso cualquier cris- tiano. Mas si se atiende, como es debido, no á la letra de la Regla sino á su espíritu, al carácter de la O. T., y álos nobilísimos fines de su institu- ción, será fácil comprender que un terciario no debe, en manera alguna, contentarse con la Comunión mensual, sino que ha de aspirar á hacerlo con más frecuencia, al menos, todas las semanas y en las principales festividades del año. Los terciarios, en efecto, son la porción escogida de la Iglesia, han de ser la flor y nata de las almas fieles á Dios; están llamados á renovar el primi- tivo fervor de los cristianos, su modo de vida, en fin, es una imitación de la vida del claustro y, por lo tanto, deben frecuentar la Sagrada Eucaristía, que es el sustento de la piedad y el alma del espíritu religioso. No negaré, hermanos terciarios, que para co- mulgar frecuentemente sea preciso hacerse dignos de esta singularísima merced con la pureza de vida y honestidad de costumbres, antes bien, juzgo esto por tan necesario é indispensable que sin estas disposiciones preferiría que no comulga- séis, porque más bien daña que aprovecha. Pero habréis de convenir conmigo que no es mucho pedir á un terciario esta preparación de ánimo para poder comulgar con frecuencia, siendo así que á tanto le obliga ya la alteza de su vocación. No vayáis, sin embargo, á pensar que para comulgar á menudo y aunque sea diariamente, se necesiten disposiciones tan extraordinarias que

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