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CONFERENCIA VIGÉSIMA PRIMERA 53 fuertes, el Mantenimiento de los ángeles, el Cuerpo de Jesucristo contenido sustancialmente en el Au- gusto Sacramento del Altar, con el qne se nutren los hijos de la Iglesia Católica. Por eso, mientras éstos se crían robustos, aquéllos arrastran una vida lánguida, perecen de hambre como los infor- tunados hijos de la prevaricadora Jerusalem. Decimos todo esto, carísimos terciarios, para que mejor veáis la importancia de aquella ordena- ción de vuestra Regla, que os prescribe la Comu- nión mensual, sobre la que me propongo hablaros en la presente conferencia, en la cual trataré pri- mero, del Santísimo Sacramento generalmente considerado, y después, la necesidad que tene- mos de la frecuente Comunión.—Ave María. l Es la Divina Eucaristía un Sacramento insti- tuído por Jesucristo para la refección espiritual del alma, en el que se contiene real, verdadera y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Ved, carísimos hermanos, con- densada en esta sencilla definición, toda la doctrina de la fe sobre el más encumbrado de nuestros misterios y el más augusto de nuestros Sacramen- tos. En virtud de las palabras de la consagración que pronuncia el sacerdote, toda la sustancia del pan se convierte en Cuerpo de Jesucristo y toda la sustancia del vino en su Sangre, quedando úni- camente los accidentes sacramentales, como mis-