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46 LA CONFESIÓN necesario para la salvación, produce además otros efectos que pueden gozar también los que están en gracia y permanecen actualmente fieles 4 Dios. Quiero decir que la Confesión Sacramental, no sólo aprovecha á los que tienen necesidad de que les sean perdonadas culpas graves, sino á cualquiera que la practique con las debidas condi- ciones. Porque por este medio se recibe siempre un aumento de gracia, lo cual vale más que todos los tesoros y bienes de la tierra; se purifica el alma de los pecados veniales, se afirma la volun- tad en los buenos propósitos, se corrigen los ma- los hábitos, se refrenan los apetitos viciosos, se reciben nuevos alientos para proseguir en el ca- mino de la virtud, se ejercitan actos sobrenatura- les, como son la fe, la esperanza, la caridad y! contrición, se practican la humildad, la abnegación y otras virtudes no menos importantes, y en resu- men; la frecuente confesión es el medio más efi- caz para ordenar la vida según Dios, afianzar la conciencia, conservar en el alma aquel saludable temor que es el principio de toda sabiduría y ob- tener una feliz y tranquila muerte. ¿Qué terciario, pues, que considere atenta- mente los saludables resultados de la frecuente confesión, no se esforzará á practicarla? ¿Y qué decir de aquellos hermanos que omiten aún la con- fesión mensual que la Regla les prescribe? Que son terciarios de poco ó ningún espíritu cristiano; que son terciarios que se cuidan más bien de los intereses del mundo que de los de su alma; que
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