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28 ESPÍRITU DE PENITENCIA DE LA V. O. T, de estrechuras y de penalidades inenarrables; y por los tormentos y muerte de cruz entró en la po- sesión de su reino. ¿Cómo, pues, presume el cris- tiano andar por otros caminos y entrar en el cielo por otra vereda que aquella por la que entró el que era Dueño y Señor de la gloria? ¿No es mani- fiesta locura pretender llegar al cielo por un cami- no sembrado de flores, estando cruzado de zarzas y cubierto de abrojos el que anduvo el Redentor de la humanidad? Por donde puede colegirse que es muy dudoso el espíritu que anima á ciertos cristianos de los tiempos modernos; cristianos á quienes llamaría el Apóstol enemigos de la cruz de Cristo, que abo- rrecen la mortificación, que huyen del padecer, que más bien parecen discípulos de Galeno, por el cuidado que tienen de su salud, que discípu- los de Jesucristo; cristianos que se asustan del ayuno, á pesar de estar hoy tan mitigado, que por motivos frívolos se dispensan de las abstinencias y otros preceptos eclesiásticos, cristianos, en fin, que nada niegan á sus sentidos y que se horrorizan del sólo nombre de penitencia... Desgraciadamente no es pequeño el número de los que así viven en el seno de la Religión cristiana, por los cua- les es el nombre de Dios blasfemado, como decía el Apóstol, porque su conducta es piedra de es- cándalo para los incrédulos, los cuales no pocas veces insultan y escarnecen á la Religión de Cristo á causa de los desórdenes que cometen los que la profesan.
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