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CONFERENCIA TRIGÉSIMA CUARTA 285 esta la enfermedad reinante de nuestros tiempos: la falta de arraigo en las creencias religiosas, la debilidad de la fe en los individuos, las vacilacio- nes acerca de las cosas de la religión engendradas por la propaganda de las malas doctrinas y por la lectura de la prensa irreligiosa que tanto abunda por desgracia en los tiempos actuales. ¡Oh, si la fe de nuestros padres no hubiera languidecido tanto en las familias, si el fervor cristiano que ellos nos legaron ardiese en el pecho de sus hijos, á buen seguro que no habría uno entre vosotros que no se determinase á vestir el hábito de San Francisco! Pero desgraciadamente no es así, y por eso temo que muchos no se resuelvan á ingre- sar en esa Orden que hoy establecemos en esta Iglesia. De todos modos la obra queda iniciada y espe- ramos que Dios la bendecirá, pues escrito está: «Que Dios es poderoso para hacer de las piedras hijos de Abraham» (1). Los que guardáis en vues- tros corazones el fuego sagrado de las creencias cristianas, los que sentís abrasar vuestras almas por el celo de la gloria de Dios y la salvación del prójimo, los que os interesáis por la reforma de las costumbres y la regeneración moral de vuestro pueblo, trabajad porque crezca y se desarrolle el árbol de la O. T. que hoy hemos plantado, dad ejemplo á los demás vistiendo el hábito de Pe- nitencia, emplead vuestra influencia Óó vuestro (1) Matth., HI, 9.