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CONFERENCIA TRIGÉSIMA CUARTA 283 y de vuestras cristianas costumbres; vestid el hábito de San Francisco santificado con las vir- tudes de innumerables elegidos que hoy brillan en el cielo como refulgentes estrellas y reciben en la tierra el culto supremo de la Religión; formad parte de la O. T., porque ella es una escuela de perfección donde se enseñan las virtudes más necesarias; entrad todos, porque en la Regla de la O. T. hallará cada cual los documentos que necesita para regular su vida según Dios: en ella aprende el joven el respeto y obediencia á los mayores; el anciano á ejercitarse en la piedad y á disponerse para una buena muerte; la mujer á huir de las vanidades y guardar el recato y modestia convenientes; el padre de familia á cumplir mejor los importantes deberes de su estado, y en fin, todos á mejorar su vida en cualquier oficio ó con- dición en que se hallen. No se me ocultan, hermanos míos, los obs- táculos con que va á tropezar la institución que hoy establecemos é inauguramos entre vosotros, Son los mismos que salen al encuentro á cual- quiera obra de piedad: el respeto humano y la indiferencia que hace que en nuestros días no se conceda importancia sino á los intereses mate- riales. El respeto humano amilanará á no pocos que temerán vestir el escapulario de San Francis- co para no ser objeto de burla de parte de los im- píos, rehusarán alistarse en la O. T. para que los hombres irreligiosos no los motejen: ¡Cuán triste es lo que ocurre en nuestros días! Hombres de ' | il 0 E — o E a e rr. a pa