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24 ESPÍRITU DE PENITENCIA DE LA Y. O. T, En estos tiempos de grosero materialismo y de indiferencia religiosa, es cosa muy corriente pensar y aun decir que eso de la penitencia es asunto exclusivamente propio de aquellos que abandonaron el mundo y renunciaron á todas sus pompas y vanidades para consagrarse de lleno al servicio de Dios en el retiro del claustro; ocu- pación de frailes y monjas y, á lo sumo, de sacer- dotes; pero que nada tiene que ver con los segla- res, que andan tan metidos en el tráfago de las cosas de la tierra. Ciertamente que los que de este modo discu- rren y hablan, ó ignoran lo que es la penitencia cristiana, ó tienen de ella un concepto enteramente errado. La penitencia, en su genuino sentido, no es un mero consejo del Evangelio, sino un pre- cepto natural y divino que obliga á todo adulto que ha tenido la desgracia de ofender á Dios, quebrantando sus divinas leyes; es condición in- dispensable para recobrar la gracia, reconciliarse con Dios y ponerse en camino de salvación. De consiguiente, no es cosa que atañe á unos más bien que á otros, sino á todos indistintamente los que han pecado y tienen necesidad de arrepen- tirse para que Dios les perdone. En este sentido han de entenderse aquellas palabras de Nuestro Señor Jesucristo: «Si no hicieréis penitencia,

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