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260 PARA RECIBIR LA PROFESIÓN tro que la reciba. La diferencia entre la profesión del religioso y la del terciario, consiste en que la de aquél es una promesa solemne que obliga gra- vemente en conciencia y por toda la vida según la calidad de los votos, mientras que la de éste es una simple promesa que no obliga á pecado, sino en las cosas que manda Dios ó la Iglesia, Mas tened presente que vuestra profesión se dife- rencia de las simples promesas que pueda hacer cualquier cristiano: porque semejantes promesas no son aceptadas por la autoridad de la Iglesia, muy al contrario de lo que sucede con vuestra profesión, que es un acto público hecho en pre- sencia de Dios y aceptado por el sacerdote repre- sentante suyo y ministro delegado por la Iglesia para este caso. Mas aparte de esta nobleza que á vuestra pro- fesión comunica la autoridad de la Iglesia, ella tiene en sí misma la razón de su excelencia y de su mérito. La profesión del terciario es, en efecto, una obra que reune todas las cualidades de bondad que puedan desearse: porque es una promesa de guardar lo más santo, que son los Divinos Man- damientos; porque es un voluntario compromiso de vivir todos los días de la vida en una Orden Santa y bajo la disciplina de una Regla que con- tiene el espíritu del Evangelio y máximas de per- fección que llevan á los que las observan á la práctica del ascetismo de ¡os religiosos; porque se hace á gloria de Dios y en honor de la Inmacu- lada Virgen María y del Bienaventurado Patriarca

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