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254 PARA DAR EL HÁBITO DE LA O. T. PS empieza para vosotros el año del noviciado esta- blecido por la Iglesia antes de la profesión, para que ésta se haga con la debida madurez y delj- beración. Durante este tiempo, os corresponde aprender la Regla de la V. O. T.; conocer su espí- ritu, poner en práctica sus máximas y consejos saludables, ejercitaros en las virtudes que ella señaladamente recomienda y, en una palabra, llevar una vida cual conviene á un fervoroso hijo de San Francisco. De este modo podréis hacer la profesión teniendo conocimiento de los deberes que ella os impone y no con liviandad de ánimo, resueltamente dispuestos á observar el tenor de vida que la O. T. prescribe á sus individuos. Lo cual, como es fácil de comprender, importa mucho y es lo principal; porque vestir el hábito de la O. T. sin verdaderos sentimientos de piedad ni propósitos eficaces de hacer vida más perfecta; pasar el año del noviciado sin meditar en la Regla ni cuidarse de conocer su espíritu, y, finalmente, ingresar en la O. T. y no hacer lo que ella ordena para la santificación de sus hijos, es cosa poco menos que inútil y nada agradable á los ojos de Dios. Pues si bien es verdad que la Regla no obliga á pecado alguno, empero el que voluntaria- mente promete observarla, no puede dejar de hacerlo sin nota de infidelidad á la gracia de la vocación y sin disgustar á Dios por el descuido é inconstancia en cumplir lo que espontáneamente prometió. Pensad, pues, durante este año si estáis resueltos á servir á Dios todos los días de vuestra
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