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240 DEVOCIÓN Á MARÍA SANTÍSIMA lo que enseña la historia de esta Institución. Por esto la O. T., animada del espíritu de su Excelso Fundador, puso siempre singular empeño en fo- mentar entre sus hijos la más tierna y cordial devoción á María, persuadida de que, con esto, realizaba uno de los principales designios que tuvo San Francisco al instituir en la Iglesia la tercera de sus Órdenes. No se os oculta, amados terciarios, que en vuestras reuniones mensuales, el primero y princi- pal ejercicio de piedad es la Corona Franciscana revelada por la misma Virgen Santísima á un reli gioso de la Orden, compuesta de setenta y dos Ave Marías, en memoria de los setenta y dos años, que según opinión probable, vivió la Virgen sobre la tierra; sabéis también que vuestra Regla os prescribe el ayuno en la víspera de la Inmacu- lada para obsequiar á la Celestial Patrona de toda la Orden Seráfica, y que no pocos hermanos si- guen la devota costumbre de sus antepasados, de ayunar todos los sábados en honor de María San- tísima; no ignoráis cuán extendido está, entre los fervorosos terciarios, el rezo del Oficio Parvo de Nuestra Señora, á imitación del glorioso San Luis, rey de Francia, Patrono de la O. T., quien, desde que vistió el hábito de San Francisco, ja- más omitió, á pesar de sus muchas y gravísimas ocupaciones, tan excelente devoción; finalmente, la O. T., por medio de sus estatutos, ó valiéndose de las exhortaciones de sus directores, ha procu- rado con incansable solicitud que los terciarios