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CONFERENCIA DÉCIMAOCTAVA 19 cristiano del relajado é indiferente. Mantened, pues, terciarios, la piadosa costumbre de bendecir la mesa y dar gracias después de comer; introdu- cidla en vuestra familia, si acaso hasta hoy no la habéis practicado, y no la omitáis, en ninguna ocasión, por miramientos humanos. ¿Tenéis con- vidados y el demonio de la vergilenza os tienta para que omitáis la acción de gracias? No sucum- báis, por Dios, á esa miserable tentación como cristianos vergonzantes y pusilánimes; no ocultéis vuestras creencias cristianas, y aprovechad esta ocasión para manifestar que vuestra casa es la casa de un católico que adora á Dios en todos los actos de su vida y que sabe mostrarse agradecido á sus beneficios. Antes de las modificaciones introducidas por León XIII en la Regla de la O. T., los terciarios, antes de la comida, habían de rezar un Padre nues- tro y otro después de comer, añadiendo la jacula- toria: Gracias 4 Dios. En la actualidad la noví- sima Regla no prescribe cosa alguna en concreto, sino sólo que se haga alguna piadosa invocación antes de la comida y que se den gracias después de terminarla. Los terciarios harán bien en seguir la antigua práctica; pues, ¿qué menos se puede exigir que rezar un Padre nuestro antes y des- pués de la comida? Y si á esto añaden la siguien- te oración: «Os damos gracias, Omnipotente Dios, por todos vuestros beneficios, que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén,» se conforma- rían con la liturgia de la Iglesia.
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