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CONFERENCIA TRIGÉSIMA 215 A O A e de enriquecerlos con sus méritos y tesoros espi- rituales en este mundo, sino que extiende su soli- citud y caridad más allá del sepulcro. Cuando todos nos abandonan, ella con su amor no se aparta del lado de sus hijos, los sigue por las des- conocidas sendas de la eternidad, dispuesta á prestarles el valioso apoyo de sus oraciones por silo necesitan para satisfacer las penas del pur- gatorio. Ved otro motivo que hace muy recomendable la O. T.: los sufragios que ella promete, para después de la muerte, á los que pasaron la vida en su regazo. De este asunto me propongo tratar en esta conferencia, en la cual hablaré primero, del purgatorio y de los sufragios en general, y después, de lo que prescribe la Regla de la O. T. respecto á las exequias de los terciarios difuntos y á los sufragios que deben hacerse por sus almas. —Ave María. Tienen todos los dogmas católicos una cierta consonancia con la luz natural de la recta razón, la cual los hace admisibles aun para los que niegan á los tales dogmas el carácter de verdades revela- das. El hombre imparcial, que desinteresadamente busca la verdad, la encuentra sin duda en los mis- terios de nuestra santa fe, y si no los admite como verdades divinamente reveladas, tiene que reco- nocerlos como verdades de sentido común, y como

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