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206 DEL DESPRENDIMIENTO 00AE AN funciones con pompa y esplendor tan extraordj- nario, que para ello se necesiten cuantiosos recur. sos. No es menester tanto: también en esto debe guardarse moderación y una cierta austeridad que caracterice las funciones de una Orden que nació entre la pobreza, humildad y sencillez, y está des- tinada á predicar con el ejemplo la sobriedad en contra del lujo y del despilfarro. No: no quere- mos que la O. T. celebre suntuosas funciones, que más sirven para fomentar el sentimentalismo y la vanidad, que para enfervorizar los corazones; pero tampoco que las celebre en tal manera que inspire lástima y compasión, por su extremada pobreza, y que esto sea causa de que se la tenga en poco, y se la mire como á una institución sin vida y sin energías. Esto, amados terciarios, no debéis consentirlo por el decoro de vuestra Orden y congregación y por vuestra propia dignidad. ¿Qué se diría de la O. T. si mientras las demás asociaciones piadosas, cofradías y her- mandades, celebran con solemnidad sus funciones religiosas, ella no pudiera, por falta de recur- sos, celebrar las.suyas como corresponde? ¿Qué influencia ejercería en los pueblos y las familias la O. T. si no pudiera practicar sus acostumbradas funciones religiosas? ¿Cómo se moverían á entrar en ella los cristianos, si no les ofrecía el atractivo de la piedad que llevan consigo las solemnidades franciscanas, cuando se celebran debidamente? Está claro que sin estas cosas ni se aumentarían los hijos de San Francisco, ni la O. T. podría

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