BCCPAM000526-2-20000000000000
— ra pará 194 os una aplicación particular de los méritos de Jesu. cristo. Por esta razón, el sacerdote, al volverse4 los que se hallan presentes en la Misa, les dirige esta exhortación: «Rogad, hermanos, para que mi Sacrificio, que lo es también vuestro, sea agrada- ble á Dios Padre Todopoderoso.» Que es como si dijera á los circunstantes: «Hermanos míos, mi obra es tan mía como vuestra, mi Sacrificio os pertenece é interesa á vosotros tanto como á mí; cooperad, pues, conmigo, ayudadme á realizar esta sublime obra con vuestras oraciones.» ¿Quién, pues, que estas cosas considere, quién que reflexione sobre los provechos incalculables que trae consigo la asistencia á la Santa Misa, no arderá en deseos de asistir á todas las que pueda con suma fe y devoción? San Luis, rey de Fran- cia, no se contentaba con oir cada día una Misa, sino que á veces oía tres y cuatro sin hacer caso de las críticas de sus cortesanos. La Penitente de la V. O. T., Santa Margarita de Cortona, tenía tanta devoción al Santo Sacrificio de la Misa, que por asistir á él permanecía en el templo hasta el último que se celebraba, y lo hacía con tanto fervor de espíritu, que derramaba abundantes lá- grimas, permaneciendo en profundo éxtasis todo el tiempo que duraban los divinos Oficios. Lo mismo se refiere de otros santos y bienaventu- rados de la O. T., todos los cuales se distin: guieron por su amor á la Santa Misa, siguiendo, en esto, las huellas de nuestro Seráfico Patriarca, que tan señalados ejemplos nos dejó de devo-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz