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a to 186 DEL SACRIFICIO DE LA MISA o hombres.» «Cada vez que Jesucristo se inmola en nuestros altares—dice San Buenaventura— hace al género humano un favor igual al que le concedió haciéndose hombre.» Santo Tomás en. seña, «que no siendo la Misa otra cosa que la renovación y aplicación del Sacrificio de la Cruz, una Misa es tan eficaz para el bien y salvación de los hombres, como el Sacrificio del Calvario.» Y San Juan Crisóstomo llegóá decir, «que una Misa vale tanto como el Sacrificio de la Cruz.» ¡Oh bondad infinita la de Dios, que quiso enri- quecer nuestra pobreza con un tesoro tan valioso é inestimable! ¡Oh ceguedad y desidia inconcebi- bles de los mortales, que son tan tardos y pere- zosos en asistir á un tan saludable Sacrificio! ¿Quién jamás pensara que celebrándose todos los días en nuestros templos una obra tan grandiosa como es la Misa, había de llegar á tanto la indife- rencia de los hombres, que por abandono y negli- gencia dejasen de asistir á ella? Y sin embargo, así vemos que sucede con desconsoladora fre- cuencia. II Pues para que nunca acaezca entre los tercia- rios un tan deplorable abandono, ni se hagan reos de ingratitud al más señalado y apreciable de los beneficios que Dios ha otorgado á los hombres, la V. O. T. dispone en la Regla «que los que buenamente puedan, asistan todos los días al Santo Sacrificio de la Misa.»

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