BCCPAM000526-2-20000000000000
152 DEL ESPÍRITU DE CARIDAD FRATERNA 3 Hs girles su palabra. «Quiero, sobre todas las Cosas -les decía,—que os améis los unos á los otros, que cada uno sienta los afectos de la unión más cordial, que ejerza la caridad para con su her- mano de la manera más exquisita y delicada y que reine entre vosotros la paz y la unión más abso- luta. ¡Bendito sea el religioso que ame á sus her- manos y no diga de ellos en su ausencia aquello que no diría en presencia suya! Si hay, por des- gracia, alguno que tenga que acusarse de haber sembrado la maledicencia, la discordia ó el odio, le impondréis un ejemplar castigo, porque se ha servido de la palabra, como de una espada, para desgarrar las entrañas del prójimo.» Y habiéndole presentado en cierta ocasión, á un religioso que había faltado á los deberes de la caridad fraterna. ordenó que inmediatamente fuera expulsado de la Orden, para impedir en los demás, con tan severo castigo, semejantes transgresiones. Ahora bien, carísimos terciarios: siendo la cari- dad el rasgo característico de San Francisco, siendo su mayor anhelo el verla sólidamente esta- blecida entre sus hijos, ¿podrían los terciarios, sin degenerar del espíritu de su Santo Patriarca, dejar de abundar en estos mismos sentimientos? Ciertamente que no. Por esta razón la Regla exige «que los que hayan de ser admitidos en la O. T. sean amantes de la concordia, y que los terciarios procuren cuidadosamente mantener entre sí la caridad y benevolencia.» Los terciarios han de considerarse como her-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz