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” CONFERENCIA VIGÉSIMA SEXTA 147 al amor del prójimo porque recordaba á nuestra naturaleza un deber largo tiempo y generalmente olvidado, sino, además, porque con su divino advenimiento creó entre los hombres lazos más estrechos, más nobles, y puede decirse, más divinos, que los lazos naturales que los unen entre sí. Porque tomando nuestra carne, hizo de todos los hombres los miembros de su cuerpo místico, copartícipes de sus promesas y cohere- deros de su gloria; porque uniéndose hipostática- mente á nuestra naturaleza nos hizo, á todos los que gozamos de su gracia, hijos del Padre celes- tial, estableciendo entre los hombres una frater- nidad divina y sobrenatural; nuevo, en fin, es el precepto de la caridad del prójimo que Cristo nos enseñó, porque de tal manera ha ensalzado y dig- nificado el amor del prójimo, que lo que antes era un deber natural, es hoy una obligación del mismo orden que la que tenemos de amar á Dios. «Tene- mos este mandamiento de Dios—dice el Apóstol San Juan, —que el que ama á Dios ame también á su hermano» (1). Y el Angélico Doctor Santo Tomás enseña: «Que de la misma especie son el acto con que amamos á Dios y con que amamos al prójimo, y que la razón del amor del prójimo es el mismo Dios.» Y aún á lo dicho podemos añadir otra razón que tuvo Jesucristo para apellidar mandamiento nuevo al de la caridad del prójimo y es: haberse (1) 1,1v, 21.
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