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CONFERENCIA VIGÉSIMA SEXTA 143 fundamentar sobre esto toda su divina moral y la santidad de los elegidos. A este amor, en efecto, llama Él especialmente su mandamiento nuevo: Mandatam novam do vobís ut diligatis invicem sicut dilexi vos (1). «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos á otros del modo que yo os he amado á vosotros.» Este amor fraterno designó como lazo de unión de todos los que en Él habían de creer y como señal y distintivo de sus verdaderos discípulos. /n hoc cognoscent omnes quíia discipuli mei estis si dilectionem habueritis ad invicem (2). «Por aquí conocerán todos que sois mis discípulos si os amáis unos á otros.» ¿Qué más se pudiera añadir para ponderar la importancia y la necesidad absoluta de la caridad fraterna en la vida cristiana? Porque, de estas pala- bras de nuestro Divino Redentor, bien claramente se deduce que no puede haber verdadera vida cristiana sin el amor del prójimo, ni es posible la unión con Dios, ni la elevación á las regiones de la vida sobrenatural sin la perfecta caridad frater- na. Por lo cual escribió el Evangelista San Juan (3): «Si alguno-*ice: yo amo á Dios, al paso que aborrece á su hermano, es un mentiroso. Pues el que no ama á su hermano, á quien ve, ¿á Dios, á quien no ve, cómo podrá amarle?» Por eso el (1) Joanmn., XIII, 34. (2) Joann., XIIL, 35. (3) 1, ly, 2. ns eS Enron " ESTE S
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