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CONFERENCIA VIGÉSIMA SEXTA 14) Ps LS loo ideas, soliviantar los ánimos, socavar los cimientos sobre que descansan las sociedades humanas, y atestiguar una vez más lo que dijo el Apóstol (1): «Que nadie puede poner otro fundamento que el que ya ha sido puesto, el cual es Jesucristo.» Los decantados sistemas de la filantropía, de la frater- nidad, de los contratos sociales y otros seme- jantes, con que se pretendía sustituir á la caridad del Evangelio, ó han fracasado en medio del desprecio y la rechifla general de los pueblos, ó se han convertido en organismos destructores, tales como el socialismo y el anarquismo, que tienen al mundo en perpetuo desasosiego y son un peligro constante para el orden y tranquilidad públicos. La caridad cristiana y sólo la caridad cristiana puede ser garantía segura de la paz doméstica, de la concordia de los individuos y de la armonía social; con ella podría el mundo ser un pueblo de hermanos, y la vida de los hombres, á pesar de los infortunios que la rodean, se deslizaría sose- gada y apacible cual manso arroyuelo que atra- viesa la pradera por entre las piedras y guijarros que encuentra á su paso. Sin la caridad cristiana, vanos serán todos los esfuerzos que se hagan para mantener el equilibrio entre las diferentes clases de la sociedad y apagar el fuego de las discordias, rencillas y enemistades entre los individuos. La Regla de la V.O. T., norma perfectísima (1) 1 Cor., MI, 11. ll Ñ Ñ | e E

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