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10 TEMPLANZA Y DEVOCIÓN EN LA MESA noble y despreciable. Debe, por consiguiente, ser expulsado, arrojado ignominiosamente de la con- gregación todo terciario de quien conste, con cer- teza, que se entrega frecuentemente al execrable desorden de la embriaguez, para que, por su causa, no se empañe el brillo de la santidad con que siempre ha resplandecido la V. O. T., ni se menoscabe su buen nombre. Importa mucho obrar así, para evitar el escándalo y admiración que causaría al mundo ver entre los miembros de un instituto que profesa tan alta perfección á un hom- bre tan degenerado y vicioso. Y no creáis, amados terciarios, que vaya fuera de propósito ó carezca de oportunidad el haber tratado este asunto en esta conferencia. Desgra- ciadamente hoy que el grosero materialismo ha invadido todas las clases, amortiguando la fe y el fervor religioso, abunda considerablemente la raza de aquellos de quienes dijo con gráfica expresión el Apóstol, (1) «que tienen por Dios á su vientre;» esto es, que discurren con el estómago, que tienen por regla de moralidad, no la ley de Dios, sino el placer, la conveniencia y que, semejantes á los irracionales, no reconocen otras satisfacciones que las que proporciona la crápula. Yo bien persua- dido estoy de que los tales no llamarán á las puertas de la O. T. para que se les admita entre los hijos de San Francisco; pero si se diera el Caso, poco probable, de solicitar alguno de éstos (0) Philip., HI, 19,