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134 EL TERCIARIO Y LA PRENSA Catolicismo y sus venerandas instituciones, ni la que se manifiesta claramente inmoral, aunque no esté nominalmente prohibida ó condenada por la Iglesia, pues basta para ello el deber de concien. cia que cada uno tiene de apartarse de todo aquello que puede ocasionarle una ruína espiritual. Este género de periódicos no es difícil de distinguir: ellos mismos se denuncian y ponen de manifiesto su perversidad. Mas no es esta la forma ordinaria en que se presenta la mala prensa: no siempre manifiesta claramente el virus de las perversas intenciones que tiene en sus entrañas, porque sabe ella muy bien que por este camino se haría odiosa y repul- siva á muchos que hoy contribuyen á su sosteni- miento y son sus fervientes lectores. Por esto apela al fingimiento, se encubre con las buenas formas; tiene su sección de los cultos católicos, habla de las manifestaciones religiosas, aunque siempre con parsimonia; refiere los actos del Papa y otros personajes eclesiásticos, mas siempre fríamente, sin entusiasmo, y de ordinario con muchos peros y distíngos. De este modo, mez- clando las buenas noticias con las malas, se hace menos sospechosa y logra seducir á no pocos incautos católicos que la ayudan con sus intere- ses á llevar adelante sus propósitos descristiani- zadores. Afortunadamente hoy ya no es dificultoso conocer semejantes periódicos, los cuales son mucho peores que los rabiosamente impíos y liber- A E a a . ie Ra iia lc im A Iria A - o, IAE AO do cr Dat ms o. eS EN rn e erre e 0 so A A E
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