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126 EL TEKCIARIO Y LA PRENSA —. comprador. Con ellas se paga el artículo del escri. tor blasfemo que ataca tal ó cual dogma sagrado: con ellas se paga al cronista impúdico que escribe su reseña criminalista saturada de liviandades obscenas; con ellas se paga la gacetilla picaresca en que se desacredita la fama de un sacerdote 6 de un Prelado; con ellas, en fin, se paga todo el periódico con todo el veneno que lleva en sus entrañas...» Tal es, á grandes rasgos descrita, la mala prensa y tales los estragos y perjuicios que ha causado en la sociedad. II ¿Quién extrañará, teniendo en cuenta lo dicho sobre los males incalculables que produce la lectura de la mala prensa, que la V. O. T. haya dado la voz de alerta á sus individuos, con el fin de que se prevengan contra este gravísimo peligro y rechacen por todos los medios á ese enemigo de la religión, de la paz doméstica y de las buenas costumbres? Muy acertadamente, pues, dispone la Regla de la O. T., «que los terciarios no per- mitan se reciban en sus casas, ni se lean por los que están bajo su gobierno, libros ó periódicos de cuya lectura se pueda temer daño á la virtud.» La primera medida que ha de adoptarse contra los asaltos probables de un enemigo que se propone atacar una fortaleza, es interceptarle el camino, estorbarle el paso, cerrarle las puertas.
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