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CONFERENCIA VIGÉSIMA QUINTA 123 la mayor calamidad que padece el mundo, el ene- migo capital de la religión y el adversario más formidable del orden, de la justicia y de la mora- lidad; porque esa prensa, en su mayor parte, está puesta al servicio del error, es prensa corrompida y corruptora, que extravía las inteligencias y co- rrompe los corazones; es prensa sectaria, enemiga jurada de Jesucristo y de su Iglesia, que se vale de la mentira y de la calumnia para desprestigiar y hacer aborrecibles el clero, las órdenes religio- sas y las más santas instituciones; esa prensa, en resumen, es el vehículo de que se sirve Satanás para transportar á todas partes sus venenosas mercancías, son platos de papel en que presenta todos los días á los hombres, al ínfimo precio de cinco céntimos, los ponzoñosos manjares de los vicios más repugnantes, condimentados con la salsa del grosero materialismo y de toda suerte de errores y herejías. ¿Cómo no abominar de esa prensa? ¿Cómo ¡no lamentar su poderosa influen- cia? ¿Cómo no sentir que tenga un ascendiente tan eficaz y universal sobre las muchedumbres, viendo los estragos que causa en las creencias religiosas, en las costumbres y en todos los órde- nes de la vida social? Porque verdaderamente no hay palabras bas- tante enérgicas con que ponderar los daños que á la causa del bien y de la verdad ha ocasionado esa perniciosa prensa. Bien puede afirmarse que ella es la causante de las ruínas espirituales que lamentamos: esa prensa es la que ha sembrado