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e mc ea dl ME y ñ b Ñ A uN 48 7 E ¡er qu oc ci a y ii 2 A — SA ERA = ica A ci 114 LA 0. T. Y LA FAMILIA ue Da nario influjo de la O. T. en la moralización de la familia, y á la vez, para que sirva de poderoso estímulo y enseñanza práctica á los terciarios ca- sados para regir cristianamente su casa y familia. Estos dos santos esposos, gloria de la O.T. de Penitencia, con cuyo espíritu alcanzaron una santidad asombrosa y del todo extraordinaria, ofre- cieron al mundo el raro ejemplo de conservar la pureza virginal en el estado del matrimonio. Aunque por este motivo se vieron desligados de las gravísimas obligaciones que pesan sobre los esposos que tienen hijos, con todo, de tal modo se aplicaron á la santificación de su hogar, á la edu- cación moral y religiosa de sus domésticos, como si en realidad fueran su propia familia. El medio de que se valieron para conseguir esto fué la obser- vancia de la Regla de la O. T., que ellos habían profesado y que por su ejemplo y exhortaciones profesaron también todos los dependientes de su casa. Con el exacto cumplimiento de la mencio- nada Regia, el hogar de estos bienaventurados consortes se parecía á una casa religiosa; reinaba en él la caridad, la paz y la armonía más com- pieta; se practicaba la obediencia, la fidelidad, el respeto y todas las virtudes domésticas; florecia la piedad, la mortificación y la observancia de las leyes de Dios y de la Iglesia; todos los días se oía Misa y se rezaban las oraciones de la mañana y de la noche y se tenían otros ejercicios de piedad; se leían libros edificantes y se consagraba tam- bién algún espacio de tiempo á la meditación. De

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