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Eo A A A adan e ori de ; PE Porno En A ii RR e a ii A ES tl e Pd Ae Ha A MP ra 112 LA 0. T. Y LA FAMILIA A. A o permiten á los individuos de la misma, en los cuadros que cuelgan de las paredes; y, en fin, en todos aquellos detalles que forman el aspecto de un hogar verdaderamente cristiano, y lo distin. guen de aquellos otros, de los cuales parece ha- berse ausentado Dios y la influencia de la Religión, Mas conviene recordar aquí, que el encargado principalmente de llevar al terreno de la práctica esta saludable é importantísima prescripción de la Regla de la O. T., es el padre de familia, como jefe nato de la sociedad doméstica. A é] corres- ponde vigilar sobre la marcha y dirección de sy familia, cuidar de la educación religiosa de los hijos y apartarlos de todo peligro de corrupción y hacer que en la vida de la familia se observen escrupulosamente las leyes de Dios y los precep- tos de la Iglesia. El padre de familia, en suma, como terciario, es el que debe, más que nadie, hacer que su familia se adelante á las otras en el buen ejemplo, en las obras de caridad, en la prác- tica de las virtudes, y en los ejercicios de piedad. No sería buen terciario, ni cumpliría con su Regla, el padre de familia que descuidara esta obligación tan trascendental; el que permitiese, por ejemplo, que los de su casa trabajaran los días festivos 6 dejaran de ir á Misa los domingos y de confesarse cuando lo manda la Iglesia; el que tolerase á sus hijos relaciones sospechosas y consintiese en su casa desavenencias, discordias ú otros actos no menos escandalosos; el que no procurase hacer vida de familia, sino más bien vida de casino, de

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