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a AA o BYAIAPRABEZ Mm AG A e ori ud al . ds A A A A A A la ei et o Aa» O A E A A e 110 LA 0. T. Y LA FAMILIA — de la familia al tenor de las purísimas enseñan del Evangelio, es lo que debéis procurar santo celo y perseverante esfuerzo. La Regla de la V. O. T., en el parágrafo que vamos comentando, recomienda expresamente esta importantísima obligación, al prescribir á los terciarios: «Que en la vida de familia procuren aventajarse á los demás en el buen ejemplo, fomentando los ejercicios piadosos y las buenas Obras.» Esta saludable ordenación, la más impor- tante quizá de todas las que contiene la Regla de la O. T., debe ser como el ideal de perfección á que ha de aspirar la familia de un terciario para ser lo que Dios quiere que sea y llenar cumplida- mente los deberes especiales que le impone la profesión de la Regla de San Francisco. Quiere, ante todo, la Regla que la familia del terciario se aventaje á las demás en el buen ejemplo; que sea dechado de honradez, espejo de moralidad, modelo de perfecta vida cristiana, ejemplar de virtudes domésticas; que resplan- dezca en ella el orden, la subordinación, el amor mutuo, la unión y la paz, cosas que son tan indis- pensables para el bienestar y dicha de la familia. Y todas estas virtudes desea la Regla que sean tan notorias y ostensibles en la familia de un ter- ciario, que puedan servir de ejemplo eficaz que estimule á las demás familias y las arrastre, digá- moslo así, á la práctica de semejantes virtudes. Muy puesto en razón es esto, como cualquiera Puede fácilmente comprender. Porque, en efecto: Zas con
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