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AS Bi .. pe dsc ja RA a z z AS DEE ER e EPA o NT e de bs rs sw: A A cra Ferias A a e po taa ABRA LE oil ai cid 108 LA 0. T. Y LA FAMILIA E A RS y desastroso que el ateísmo teórico; ateísmo que se manifiesta en la educación de los hijos, en las costumbres del hogar y hasta en el mueblaje de la casa. Semejantes familias han alejado de sí todo influjo religioso, han desterrado, en la prác- tica, á Jesucristo de su seno; han relegado al olvido las tradiciones piadosas de sus antepasados: allí ya ni se ora ni se reza, ni se practica ninguna de- voción, ni se enseña la doctrina cristiana, ni cuelga de las paredes la imagen de Jesucristo, en suma; que se ha suprimido prácticamente á Dios de la vida de la familia. Si á esto se une, lo que es tan frecuente en nuestra época, el descuido del padre en el cumplimiento de los deberes del cris- tiano, que ni va á Misa ni confiesa ni se preocupa poco ni mucho de lo que afecta á la Religión, ¿quién dudará de que tales familias así constituí- das y con semejante proceder, sean foco de irreli- gión y causa muy eficaz del descreimiento reli- gioso de nuestros tiempos? En esas casas, de las que está tan alejada la Religión, es donde recibe la juventud de nuestros días los primeros gérme- nes de incredulidad ó despreocupación religiosa; gérmenes que más tarde se desarrollan al calor, bien de lecturas malsanas, bien de enseñanzas he- terodoxas aprendidas en la escuela ó en la uni- versidad, bien en la multitud de escándalos y per- niciosos ejemplos que el mundo moderno ofrece constantemente á su vista. Dedúcese de todo lo dicho, la imperivsa nece- sidad de preservar á la familia del contagio de las

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