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6 TEMPLANZA Y DEVOCIÓN EN LA MESA saber: la frugalidad Óó moderación en el comer y beber, y la piedad y devoción con que ha de hacer estas cosas. Dispone la Regla en primer lugar, que el ter- ciario guarde la debida sobriedad y templanza en el uso de la comida y bebida, que no se entregue jamás á los repugnantes excesos de la glotonería y de la embriaguez. Desde luego comprenderéis cuán razonable es esta ordenación y cuánto im- porta que los hermanos terciarios amolden á ella su conducta. Efectivamente: aunque á todos alcanza aquella amonestación del Apóstol: «No andemos en comi- lonas y borracheras,» aunque todo cristiano está obligado á guardar la ley de la templanza en el comer y beber, no se puede negar que de un modo muy especial lo está el terciario de San Francisco, que forma parte de una orden que se llama de Penitencia. El Seráfico Patriarca, decha- do maravilloso de todas las virtudes, dejó á todos sus hijos é imitadores abundantísimos y asombro- sos ejemplos de austeridad y penitencia. Apenas daba á la naturaleza el preciso mantenimiento y ni aun con agua osaba apagar su sed, acostum- brando decir: «Que era muy difícil atenderá la necesidad del cuerpo, sin pagar tributo al gusto de los sentidos.» Y, según refiere el Seráfico Doctor San Buenaventura en la vida que escribió de nuestro Bienaventurado Padre: «Manjares co- cidos estando sano, ó no los admitía ó era muy raras veces, y admitidos, los sazonaba con ceniza
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