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80 GLORIAS DE LA V. O. T. á ser un dechado de perfección y un portento de sabiduría. No es menos notable, por muchos conceptos, en los fastos del saber humano, el nombre de Ga- lileo, célebre por su sistema planetario astronó- mico; pues también ese genio extraordinario fué humilde hijo de San Francisco, perteneció á la O. T. de Penitencia. Y ¿qué decir de otros innu- merables sabios, profundos pensadores y políticos notables que en nuestros días formaron parte de esta Institución? Jaime Balmes, Donoso Cortés, Aparisi Guijarro, Monseñor de Segur. ¡Qué nom- bres tan respetables! ¡Qué talentos tan superiores! Añadid á todas estas eminencias del saber, los nombres de literatos y poetas tan afamados como Cervantes, Boccacio, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Tasso, Petrarca, el famoso Dante y otros innumerables. Coronad este grandioso álbum con los artistas célebres pertenecientes á la gran familia de la O. T., tales como Rafael, Miguel Angel, Murillo y Giotto, entre los pintores; Pales- trina, Rossi, Gounod, Mozart y Perosi, entre los músicos, y después de esto, decidme si no es manifiesta injusticia escarnecer y burlarse de una institución á la que han pertenecido la flor y nata de la santidad, de la ciencia y de las artes? Vosotros, los que con tanta altivez os atrevéis á menospreciar la O. T. de San Francisco, los que la miráis como una institución sin brillo, los que escarnecéis á los que tienen la dicha de mili- tar bajo su gloriosa bandera, ¿habéis reparado en

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