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CONFERENCIA QUINTA 75 como en el tugurio del menesteroso, en el taller del artista como en la cátedra del sabio, entre las agitaciones de la guerra como en la dulzura de la paz, en suma, en todas las condiciones de la vida humana ha producido abundantes y ópimos frutos de santidad esta maravillosa planta. Tal es la bellísima aureola de santidad que rodea la O. T.; tan luminosos los rayos que se desprenden de su majestuosa frente. Pero no es esto tan sólo: aún tiene ella otros títulos de no- bleza no menos apreciables, otros blasones no menos dignos de respeto, otras glorias que la enaltecen sobremanera; nobleza, blasones y glo- rias que forman, digámoslo así, la rozagante ves- tidura que la cubre. II Dios, que se complace en derramar con profu- sión raudales de hermosura sobre sus obras más pequeñas é insignificantes; Él, que ha dado tan vistosos colores á las avecillas del cielo y á las flores humildes que se ocultan entre la menuda hierba del campo y esparcen su aroma lejos de las miradas de los hombres; Él, que, según frase del Profeta, levanta al desvalido y eleva al pobre de su humildad para colocarlo entre los principes de su pueblo, se dignó exaltar la sencillez y pobreza de la O. T., encumbrándola sobre todas las insti- tuciones seculares y cubriéndola con una nube de resplandeciente gloria. Por eso dispuso que todo cuanto el mundo tiene en más estima, lo que los IS á 143 NS ei ¿] " 1 q 07 A MS