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64 FRUTOS DE LA Y. O. T. siendo siempre los auxiliares más eficaces del sa- cerdote y del misionero en la propagación de la fe y la moralización de las costumbres. Para terminar diremos sólo algunas palabras acerca de otro hermoso fruto á que ha dado im- pulso la V. O. T.: nos referimos á las congrega- ciones regulares que se han fundado sobre su Regla. Como las aguas de un caudaloso río no sólo fecundizan las márgenes de su cauce, sino que, además, canalizadas y llevadas á otras regiones, comunican la fertilidad á páramos incultos y tierras áridas, trocándolas en abundosas y productivas, la V. O. T. no sólo se limitó tan sólo á santificar á los que estaban á su alrededor y en contacto inmediato con ella, sino que, á parte de esto, transportado su espíritu por medio de sus hijos, á otros lugares, dió vida á innumerables empresas católicas y fué causa de un sinnúmero de institu- ciones que han dado días de gloria á la Iglesia y derramado por doquiera la caridad y la benefi- cencia. Interminable nos haríamos si hubiéramos de enumerar todas las congregaciones nacidas del seno de la V. O. T. y fundadas sobre su Regla; trabajo prolijo sería el de referir todas las empresas que aquéllas han llevado á cabo y los saludables resultados de su acción en los pueblos. Reparad en esa multitud de institutos regulares de uno y otro sexo, que, teniendo por base la regla de la T. O., han invadido, por decirlo así,

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