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54 FRUTOS DE LA Y. O. T. como supremo ideal de la vida la satisfacción grosera de los sentidos sin que reconozcan otro Dios ni otra moral, que á su vientre, según la gráfica expresión del Apóstol, ¿qué bienes ha podido dar de sí, qué provechos habrá reportado dignos de ensalzarse una asociación obscura y vulgar que ningún progreso material se propone y que sólo atiende al perfeccionamiento moral de sus individuos? Verdaderamente cuando se discu- rre con tales principios, cuando todo se mira desde el punto de vista de las ventajas materiales y el interés es la única regla para apreciar el valor de las cosas, no es posible estimar los saludable fru- tos de la O. T., que son de un género muy distinto. Pero, ¿es esto lógico? ¿No hay acaso bienes de un orden superior? ¿No existen intereses más apreciables? ¿No puede una institución tener fines más altos que el logro de cosas materiales? La justicia y la paz, ¿no son la base del bienestar y dicha de las naciones? El amor, el desprendimien- to y el espíritu de sacrificio, ¿no son el lazo de unión entre los individuos? El orden, ¿no es el fundamento y el origen de la prosperidad de los pueblos? En suma: la práctica de las virtudes cris- tianas, ¿no es la salvaguardia y la mejor garantía de latranquilidad pública? Y si esto es indubitable, ¿no lo será también, que procurar estas cosas, prodigarlas en abundancia á las sociedades, es el mayor provecho y el resultado más apetecible que puede dar de sí una institución? Pues tales son los regalados frutos que copio-

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